Guardamos los recuerdos
en un cofre,
muy secreto,
del alma,
y afloran,
cuando quieren,
de repente.
Y nos hacen reír,
si son alegres,
o entristecernos,
cuando nos embargan.
Así son los recuerdos,
siempre aguardan,
escondidos, tranquilos,
muy adentro,
y aparecen de pronto,
cuando quieren,
para alegrar
o para entristecernos.
Guardamos los recuerdos
tan adentro,
que sólo nuestra mente
sabe de ellos.
(De Campos de Sol)
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